ERRENTERIA - SOTO DE CANGAS
Al lado mismo de COVADONGA
A las 9:00 horas salí de Errenteria con destino Covadonga. Hasta Reinosa conocía el camino por lo que me resultó fácil y atractivo, como siempre. Después me dedique a "rutear" un rato hasta Soto de Cangas.
El Hotel, reservado con antelación, y la cena en el mismo antes de subir a Covadonga, resultó reconfortante.
Después de la parada obligatoria en Covadonga me dispuse a subir a Los Lagos. Grave error. Entre las 8:30 y las 21:00 horas la subida ha de realizarse en autobús de línea, por lo que después de un rato de espera y entre una hilera de coches nos dispusimos a subir. Los guardas no nos avisaron.
A dos kilómetros de Covadonga apareció nuestra peor enemiga: la niebla. Apenas se veía a dos metros, imposibilidad de dar la vuelta y animales por la carretera. El caos. Poco a poco, a una marcha extremadamente lenta, y detrás de varios vehículos llegamos a los lagos en donde no se veía absolutamente nada. Apenas estuvimos diez minutos en el parking, rodeados de niebla y algún que otro "animal".
Lagos de Covadonga
Comenzamos el descenso a Covadonga que fue aún mas arriesgado que la subida. Los precipicios existentes se imponían a través de un casco totalmente húmedo y empapado. Llegué al hotel con bastante cansado y después de muchos kilómetros de ruta, además de haber convivido con la niebla un buen rato.
La próxima habrá que informarse mejor.
Este primer día terminé agotado.
El Hotel, reservado con antelación, y la cena en el mismo antes de subir a Covadonga, resultó reconfortante.
Después de la parada obligatoria en Covadonga me dispuse a subir a Los Lagos. Grave error. Entre las 8:30 y las 21:00 horas la subida ha de realizarse en autobús de línea, por lo que después de un rato de espera y entre una hilera de coches nos dispusimos a subir. Los guardas no nos avisaron.
A dos kilómetros de Covadonga apareció nuestra peor enemiga: la niebla. Apenas se veía a dos metros, imposibilidad de dar la vuelta y animales por la carretera. El caos. Poco a poco, a una marcha extremadamente lenta, y detrás de varios vehículos llegamos a los lagos en donde no se veía absolutamente nada. Apenas estuvimos diez minutos en el parking, rodeados de niebla y algún que otro "animal".
Lagos de Covadonga
Comenzamos el descenso a Covadonga que fue aún mas arriesgado que la subida. Los precipicios existentes se imponían a través de un casco totalmente húmedo y empapado. Llegué al hotel con bastante cansado y después de muchos kilómetros de ruta, además de haber convivido con la niebla un buen rato.
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